Una labor ejemplar
El padre Ugo vino al mundo un 26 de enero de 1924 en Polaggia, Italia. De familia humilde, consigue terminar sus estudios religiosos y es ordenado sacerdote salesiano en 1952. Fiel devoto de San Juan Bosco, en 1976 fue nombrado párroco Chacas y desde entonces ha hecho de su vida un peregrinaje por la caridad.
Antes de llegar al Perú, el padre Ugo trabajaba en Lombardía, Italia, cuando le fue requerida ayuda desde Brasil por el padre Pietro Melesi. Fue así que funda la Operación Mato Grosso (OMG) y se dedica a reclutar a jóvenes voluntarios. La primera delegación partió en 1967, sin el padre Ugo, pues estaba afectado de tuberculosis ósea, enfermedad que adquirió durante la Segunda Guerra Mundial y en los duros años de la posguerra.
Años después, y cuando la tarea de la OMG ya era conocida en Brasil, Ecuador y Bolivia, el padre Ugo llega al Perú y es nombrado párroco de Chacas. Encontró que la mayoría de la población vivía en la pobreza y abandono. Para 1979 crea la Escuela de Tallado en Madera San Juan Bosco.
La colaboración de los misioneros italianos ha sido fundamental para el desarrollo de su labor, orientada a impulsar el progreso en la zona y de fomentar una actitud emprendedora en la población y con sentido cooperativo. Los voluntarios atraídos por el gran proyecto Operación Mato Grosso saben que la finalidad de su trabajo es ayudar al prójimo mediante la acción.
Y en Chacas hay mucho que hacer, desde administrar el Hospital Mama Ashu, que atiende en promedio cincuenta consultas diarias, hasta apoyar en la cocina de la parroquia para que más de cien personas desayunen, almuercen y cenen diariamente. Pero sobre todo, los voluntarios se ocupan de los seres más desposeídos, pues para ellos “Dar es más importante que recibir”.
Esta primera actitud cargada de solidaridad y amor al prójimo, va acompañada de una segunda vinculada al emprendedorismo, es decir, procurarse los medios para subsistir y obtener fuentes de ingreso. Es el origen de los talleres-escuelas. Ahí los jóvenes chacasinos aprenden carpintería, ebanistería, escultura, pintura y bordado, todo en un ambiente cargado de religiosidad y una fe inquebrantable en Dios y la Mama Ashu. Adicionalmente, se debe subrayar el fuerte sentimiento cooperativo que anima la labor de la comunidad en conjunto, es decir, de los artesanos con su propio pueblo y los principios de la OMG, pensando siempre en los más pobres.
Ahora, el trabajo de estos jóvenes artistas es apreciado y solicitado en el exterior, sobre todo en Italia y Estados Unidos. Lo que se busca en buena cuenta es que la población no necesite emigrar para asegurarse su sostenibilidad y se queden a vivir en Chacas. Trabajar por su cuenta no les resulta tan atractivo como apoyar la labor del padre Ugo, con un sentido de justa reciprocidad.
Chacas, actualmente, es la zona más próspera de la provincia de Asunción y uno de los atractivos turísticos más interesantes del Perú. Baste decir que se le considera el pueblo más bello de todo el departamento de Ancash. Por ello, el mantenimiento de su arquitectura y su trazo urbanístico tradicional es fundamental para hacer de la zona una plaza turística.
El 5 de julio de 2003 el padre Ugo recibió las Palmas Magisteriales del Ministerio de Educación en el grado de Amauta, en reconocimiento a su fructífera labor pastoral y de evangelización en las diferentes provincias en las que trabaja.
Por otra parte, un dato que se debe subrayar es que en los últimos años Chacas también ha sido escenario de un milagro económico con la masiva producción de la “papa chacasina”, una variedad lograda en los laboratorios del Centro Internacional de la Papa y que ahora se cosecha en toda la provincia y en otras localidades del Perú. Todo esto se debe a la iniciativa del padre Ugo, cuya obra no se basa en el asistencialismo, sino en haber resucitado la creatividad y laboriosidad del pueblo chacasino.
Es así que por su destacada labor religiosa y social que desarrolla en nuestro país, dirigida en especial a la juventud y los pobladores de la región Áncash, el Congreso de la República condecoró en setiembre del año 2008 al padre Ugo con la Medalla de Honor en el grado de Gran Cruz.